viernes, 25 de septiembre de 2009

"Ventanas, historias que se asoman"

Diario LA NACION

Espectáculos

Platea infantil

Historias mínimas desde las ventanas

Cuidada puesta de Silvia Copello, con un armonioso trabajo de interpretación, luces y coreografías

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Sábado 11 de julio de 2009 | Publicado en edición impresa

Calificación LA NACION:



Historias mínimas desde las ventanas

Ventanas, historias que se asoman. Texto y dirección: Silvia Copello. Intérpretes: Belén Zapiola, Fernanda Gómez, Daniel Ceriotti y Fabián Suigo. Música: Rony Keselman. Escenografía: Silvia Copello. Sonido y luces: Oscar Canterucci. Títeres: May Zanone y Sebastián González. Coreografía: Mecha Fernández. Teatro del Pasillo, Colombres 35; 4981-5167. Entradas: $ 20. Sábados, a las 17.30.
Nuestra opinión: buena

Este espectáculo, como otros infantiles de Silvia Copello, cuenta con una muy cuidada puesta en escena, y con un armonioso trabajo de interpretación, coreografías, luces, y música. La historia trata de vecinos que se asoman a sus ventanas; al introducirse en los gestos cotidianos, surgen pequeñas historias, también cotidianas. De pronto, una mirada, un gesto travieso, el movimiento de una cortina, el agua de una planta, los conecta apenas, muy brevemente.

Todo es mínimo, muy medido, como si los personajes jugaran a las escondidas o fuera como una calesita que gira y gira: cuando uno la mira, lo que acaba de asomarse ya no está, pero hay un nuevo rostro con un nuevo gesto, un nuevo casi hacer, hasta que vuelve a aparecer la imagen del principio, pero cambiada, proponiendo un nuevo juego. La música no cesa nunca y genera un constante movimiento como de cajita de música.

Para la platea, las cosas parecen pasar y desaparecer para volver a pasar, en forma muy breve, muy sutil, nunca igual, pero a la vez nunca demasiado distinta. Si bien este carrusel de ventanas es simpático y placentero, se va generando una espera: se necesita que en algún momento ocurra algo, se produzca un cambio. Entre los chicos del público, esta expectativa crece y en algunos se da por vencida, como un elástico que, finalmente, se corta.

Consecuente con el tema, esta historia de ventanas excluye la acción en la vereda. Esto tal vez hubiera permitido mostrar a los vecinos de cuerpo entero, con mayor potencia de personajes, y hubiera facilitado que algún conflicto se potenciara e hiciera colisión, o que la solución llegara del otro lado de las ventanas, porque se hubiera abierto una puerta.

Ruth Mehl