miércoles, 3 de abril de 2013

Crítica a "Cachafaz" por Daniel Gaguine




Dos a quererse



De Copi. Con Emilio Bardi y Claudio Pazos. Músicos: Joel Maiante, Pablo Martínez y Eugenio Nicolás Sanchez. Coros: Rosario Albornoz, Andres Granier, Catalina Lescano, Marcelo Lirio, Natalia Olabe, Pilar Rodriguez Rey. Vestuario: Ana Nieves Ventura. Escenografía: Rocio Matosa Etchebarne. Música original: Rony Keselman. Fotografía: Agustina Luzniak. Entrenamiento vocal: Claudio Garófalo. Asistencia de escenario: Leandro Moro. Asistencia de dirección: Giselle Refrancore. Producción ejecutiva: Pili Ortiz. Coreografía: Mecha Fernández. Dirección: Tatiana Santana.


Teatro del Pueblo. Roque Saenz Peña 943. Miércoles, 20.30 hs



Guapos y guapas. Quienes viven dentro de la ley porque no saben hacer otra cosa o quienes viven al margen porque su esencia está en ese peligro. Cachafaz vive con la Raulito, hombre-mujer de armas tomar si es que hay que salir en defensa de su amado. La moralina de los desamparados no aprueba esta relación y hasta la Policía llega a intervenir en el asunto aunque la Raulito tiene sus contactos entre los hombres de azul. En ese conventillo, donde impera el hambre y la miseria, Cachafaz es esa especie de héroe maldito al que todos desprecian pero terminarán apelando en tanto situación extrema. La falta de comida es una de ellas la cual terminará siendo satisfecha de la manera más peculiar, comiéndose a la ley imperante y castradora de la época. Porque deglutirse a la Ley es algo que no puede permitirse de ninguna manera, sea por motivos revolucionarios o porque hay hambre. No se toca y no se discute aunque sea injusta; y al que no le gusta, marche preso! Pero más allá de las alegorías y metáforas, la figura de Cachafaz será la central de un relato que combina sainete con tragedia, el tango y la poesía gauchesca. El ambiente de sordidez, reflejado con un excelente diseño de espacio junto con una escenografía y una iluminación exactas, serán el marco correcto para que las andanzas de este Robin Hood un tanto grotesco tengan un marco adecuado.

La dirección de Tatiana Santana es fundamental en la creación de la puesta donde se aprecia un trabajo concienzudo de la obra. La música en vivo –excelente- y los números de baile cuentan no solo con la sapiencia de sus intérpretes sino con la ternura de un texto brillante. Dinámica y ágil, el ritmo no decae en ningún momento.

Tanto Emilio Bardi como Claudio Pazos descollan con actuaciones logradas y tiernas, con muchos matices para el gusto del espectador.

Cachafaz ha vuelto con una puesta imaginativa, dinámica y actual, en la que se mantiene la frescura y la crítica del texto de Copi.
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