La música de Rony Keselman se convierte en un personaje más ya que juega un rol muy importante durante el desarrollo y el desenlace. Los climas y las situaciones estan marcados con total profesionalismo por el diseño de luz y sonido. La obra lleva escrita algo más de treinta y cinco años, y si bien está ambientada en esa época, podemos deducirlo por el vestuario (Julieta Risso) totalmente acorde con la puesta, no pierde vigencia, los hechos narrados podrían haberse sucedido ayer y lamentablemente no nos asombraríamos en absoluto.
Calificación: ¡Excelente! Es una obra que NO PUEDE, NI DEBE dejar de verse. Para disfrutar de principio a fin.
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